SUPLICA Y DIRECCIÓN



Salmos 143:11 “Por tu Nombre, oh SEÑOR me vivificarás; por tu justicia, sacarás mi alma de angustia.”

Este salmo es una oración urgente a un corazón desolado herido angustiado David tenía la capacidad de abrir su corazón al Señor en los momentos de dificultad, debiera ser el sentir de todos los seres humanos en los momentos de angustia, de pecado, de dolor.



Los seres humanos compartimos la habilidad de considerarnos en el control de todas las situaciones que pasan en nuestra vida y no hablo solo de lo bueno sino también de lo malo pero precisamente es el olvido de que somos seres creados lo que nos lleva a tomar decisiones equivocadas en la manera como enfrentamos nuestros duelos.

Particularmente me llamo la atención viendo las noticias el otro día acerca de la muerte de 17 jóvenes en una escuela en Estados Unidos, otro joven decidió ingresar a la escuela y de manera indiscriminada asesino a sus compañeros de inmediato la noticia genero total repudio en medio de la comunidad internacional, ver el rostro de estudiantes, padres, maestros y comunidad en general sintiendo el dolor de la pérdida de un amigo, de un hermano, de un hijo te pone a reflexionar en la manera como debes enfrentar una tragedia que excede los límites del entendimiento humano.

Es por eso que el Salmo 143 inicia con una súplica de escucha a nuestra oración dice el salmista “Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.”  Esta debería ser la capacidad que deberíamos tener de en los momentos de angustia poder fijar nuestra mirada en Dios decirle Señor escúchame porque lo que estoy pasando en este momento  excede todas mis capacidades humanas y tú eres mi creador mi sustentador ayúdame poder entender y aceptar esta situación.

Cuántas veces hemos experimentado el dolor de cerca, cuántas veces hemos tenido que sufrir las consecuencias del pecado cuantas veces hemos tenido que orar con lágrimas en nuestros ojos diciéndole como dijo David “Respóndeme pronto, oh Jehová, porque desmaya mi espíritu;
No escondas de mí tu rostro, No venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.”


Solo puedo decirles queridos lectores que la respuesta está precisamente en ese Ser superior que te creo a ti y a mi nuestra oración debe ser “Hazme oír por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande, Porque a ti he elevado mi alma. Líbrame de mis enemigos, oh Jehová; En ti me refugio.” Y la promesa de Dios se cumplirá y podremos decirle “Señor Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; Por tu justicia sacarás mi alma de angustia.”

Muchas Bendiciones y recuerda que lo que es imposible para el hombre es posible para Dios.

Victor Vasquez Padilla.






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